divendres, 3 de juny del 2011

'En el infierno anida la ternura', de Aher Arop Bol, ya en librerías


Ediciones Destino publica hoy 'En el infierno anida la ternura'. Con el subtítulo 'La aventura del niño africano que desafió al destino y conquistó su sueño', la historia de Aher Arop Bol arranca en 1987, cuando, con apenas tres años, perdido en la tragedia de las guerras tribales y la absoluta desolación de su país de origen, Sudán, llega a hombros de su tío a un campo de refugiados en Etiopía.

Padece hambre, sed y las penalidades más extremas. Es testigo forzoso de la crueldad humana, de asesinatos en masa, e intenta convertirlo en niño soldado. A los cinco años logra fugarse. Atraviesa ocho países y recorre 6.400 kilómetros, a menudo a pie, hasta Pretoria, la capital sudafricana, un viaje tan duro que le hace desear que le maten para dejar de sufrir.



Sin embargo, incluso en medio del infierno, el pequeño Aher Arop Bol es capaz de descubrir la belleza, la bondad y los más profundos valores de la raza humana. Las vivencias más inhumanas ―«siempre habrá gente que necesita odiar a alguien», constata― se convierten, gracias a la honestidad y sencillez de su relato, en un canto al tesón, al amor a la vida y a la esperanza.

'En el infierno anida la ternura' es, además, el testimonio de un africano que no huyó al norte, que no se rindió jamás y que desde niño creyó en el poder de la educación por encima de todo. Prueba de esa convicción es este mismo libro, escrito para costear ―junto con los ingresos que obtiene de su pequeño puesto de chucherías en Pretoria― sus estudios de abogado y los de sus dos hermanos pequeños.

«Una auténtica obra maestra.» Il Corriere della Sera

«Aher Arop Bol se ha convertido en uno de los autores más extraordinarios de la historia de la literatura africana.» The Guardian

«Un excepcional relato de dolor, desesperación y, sobre todo, de cómo sobrevivir cuando parece imposible.» Drum

Aher Arop Bol nació en una pequeña aldea en el sur de Sudán. En 1987, con tres años, pierde el rastro de sus padres durante la segunda guerra civil sudanesa, y acaba en un campo de refugiados donde pretenden convertirlo en niño soldado. Finalmente, logra huir hacia el sur y, en 2002, llega a Pretoria, la capital de Sudáfrica, y es acogido por una profesora afrikáner jubilada. Ese mismo año, descubre que sus padres aún viven en Sudán y se reencuentra con ellos por Navidad. Actualmente, Aher sigue residiendo en Pretoria, donde regenta una tienda de chucherías y cigarrillos en las inmediaciones de la estación central de la ciudad. El negocio, más la publicación de este libro, le permiten costearse la carrera de Derecho y mantener a sus dos hermanos pequeños, que ha reunido en un internado de Uganda.